dimecres, d’octubre 12, 2005

LYA LUFT, ESCRITORA - "¿Cómo le pedirías prórroga a la muerte?"

Aquí va el texto íntegro de una entrevista en La Contra, de La Vanguardia, me encantó y creo que vale la pena que no se "archive" tan rápido, por eso la pongo aquí, para que puedas leerla, ¡te la recomiendo!
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Esta mujer es, hace tiempo, la autora más leída de Brasil, ¡mucho más que el cacareado Paolo Coelho! Luft es poeta, novelista, cuentista, ensayista y traductora, y sus libros son los más vendidos en su país, tanto en las listas de ´ficción´ como de ´no ficción´. Ha llegado ahora a España con ´Pérdidas y ganancias´ (Aguilar), también con traducción catalana: ´Pèrdues i guanys´ (Ed. 62), tras haber vendido ya 520.000 ejemplares en dos años, con traducción en una decena de países. Es una sucesión de reflexiones personales acerca de asuntos básicos y universales - sentimientos, pareja, vejez, placer, educación, muerte...- expresadas con clara sencillez, y su lectura resuena en el alma de cualquier lector, pues logra ponerle delante de un espejo muy limpio y bruñido.
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Tengo 65 años. Nací cerca de Porto Alegre, Brasil, donde vivo. He sido traductora, poeta, novelista... Soy dos veces viuda y vuelvo a estar casada. Tengo tres hijos y siete nietos. Soy un poco libertaria y querría más justicia social. ¿Dios? Tengo la mente libre y abierta. Soy supersticiosa: me gusta creer en la magia, preservar esa parte infantil

VÍCTOR-M. AMELA - 15/09/2005
-¿Qué consejos imparte usted, que tanto éxito tiene?
- ¿Consejos? ¡Jamás doy consejos a nadie! Lo único que escribo son mis opiniones.
- ¿Acerca de qué?
- Acerca de cómo gestionar los propios miedos e inquietudes. ¡Veo que hay hambre de eso! Y veo que estamos muy asustados.
- ¿Qué nos asusta?
- Los cambios sociales, la violencia, convulsiones de todo tipo... Y por eso agradecemos que alguien piense con nosotros, claro.
- ¿Pensaría conmigo un rato?
- ¡Encantada! Le adelanto un primer pensamiento: estamos todo el día quejándonos.
- Es que la cosita está muy malita.
- Déjese: ¡es tan fácil quejarse del jefe, la mujer, los hijos, la sociedad, el destino...! Es más fácil que asumir responsabilidades...
- Reconózcame esto: la vida no es fácil.
- Reconocido: vivir es como querer ascender por una escalera mecánica descendente.
- Buen símil... ¿Qué estudios tiene usted?
- Yo no soy una intelectual, soy intuitiva. Mi herramienta ha sido la intuición.
- ¿Desde cuándo?
- Siempre. Un día, a los cuatro años, estaba en la terraza de casa frente al jardín y se desató una tempestad tropical. Me poseyó el intenso deseo de entender todo aquello, un ansia que aún recuerdo y que aún me dura.
- ¿Y ya ha entendido algo?
- Escribo para entenderme y entender al ser humano. Y he entendido que la felicidad es un aprendizaje.
- ¿Sí? ¿Y dónde se estudia eso?
- Primero hay que saber qué es ser feliz.
- ¿Y qué es?
- Sentirse vivo.
- ¿Sólo eso?
- ¡No es poca cosa! Ser feliz es sentirte vivo, con tus afectos y con tus proyectos.
- Y... ¿cómo sé si me siento vivo o no?
- Sencillo: no estás vivo si no sientes que eres importante... para ti mismo.
- Pero así podría caer en la egolatría...
- "Yo me amo, pero no me admiro", dice un amigo mío. ¡Ajá, ésa es la clave!
- ¿Y cómo puedo ayudar a mis hijos a ser personas felices?
- Críelos para ser príncipes.
- ¿Príncipes? ¿Les doy todo lo que pidan?
- No. ¡Son príncipes del espíritu! Respétalos como tales: emplea una autoridad muy amorosa. Educar no es sólo amaestrar: reíd, cantad, besáos, abrazáos, brincad...
- A veces cuesta...
- Nuestros hijos no son cerdos, no son esclavos: no los humillemos. Enseñémosles a ser humildes, jamás a ser humillados. Así aprenden que ¡merecen! ser felices. Y que lo mejor que pueden tener es la alegría.
- ¿La alegría?
- Sí. Apenas valoramos a la humilde alegría, ¡y es tan importante...! En cambio, cultivamos odios, resentimientos..., nos ahogamos intentando emular modelos sociales imposibles, y ser siempre jóvenes, guapos, poderosos... ¡Y llegamos a la madurez y a la vejez muy malhumorados, muy insoportables!
- No querría ser un viejo gruñón y quejica.
- Tome las riendas de su vida, sin miedo.
- ¿Riendas? Pero no todo depende de mí...
- Hay fatalidades, sí...: yo me he quedado viuda dos veces... Pero la vida ¡es interesante y dramática a la vez, todo junto...! Pero actúe.
- Puedo equivocarme...
- ¿Ah, sí? Hacer lo que crees mejor en cada momento sin lamentarte... ¿es equivocarte?
- ¿Cómo reaccionó usted a sus viudedades?
- Decidí que mi homenaje a esos seres amados era vivir de la mejor manera posible.
- ¿Tiene una receta contra el pesimismo?
- Es fácil pensar "todo irá mal" y sentarse a que eso suceda. Yo... prefiero amarme y actuar, y así no tener un alma con osteoporosis.
- ¿Qué tipo de alma es ésa?
- Ésta: "Nadie me entiende, nadie me ayuda, nadie me quiere, nada irá bien..., ¡no merece la pena que haga nada!". ¿Le suena?
- Capto.
- Pues eso: un alma insustancial.
- Prohibido pensar que todo es una mierda.
- Yo pienso que es un regalo estar aquí. Tú decides si quieres ser una mierda o ser feliz.
- ¿Y si uno quiere pero no logra cambiar?
- Es cierto que tienes una esencia psíquica inmutable, ¡pero intenta ser más tolerante contigo mismo! Mira: todos hemos nacido para contemplar la naturaleza, el arte, la belleza, para gozar de la vida y de los amores.
- No nos explicaron bien esto, me temo.
- Imagina que llega el ángel de la muerte y te dice: "¡Convénceme para que no te lleve conmigo ya!". ¿Cómo le pedirías prórroga?
- Uf, uf, uf..., oiga, tengo que pensarlo...
- Ajá, ¿ves?: ¡estás viviendo sin pensar! Vivimos sin pensar, nos da miedo pensar...
- A ver: ¿usted tiene claro qué le diría a la muerte para que le concediese más tiempo?
- Sí, yo le daría tres razones: "Una: aún quiero seguir intentando descubrir el sentido de la vida y la muerte; dos: aún quiero disfrutar algo más de la belleza de cada día, y tres: ¡aún quiero divertirme equivocándome!".
- Ah, ¿le parece divertido equivocarse?
- ¡Sí, claro! ¿Por qué somos tan solemnes?
- ¿Y también le divierte envejecer, Lya?
- Yo jamás digo: "En mis tiempos...", porque mi tiempo es hoy, también. ¡Nos odiamos tanto que hasta nos arrebatamos el tiempo! No temamos el paso del tiempo: no deteriora, sólo transforma y embellece. ¡Se empieza a ser interesante a partir de los 45 años!
- Empezaré a ser interesante pronto, pues.
- ¡Le felicito! Mire: yo quizá sea vieja, pero no soy fea. No. Me siento bella, ¡soy bella!
- ¡Alegre sí la veo, desde luego...!
- Es que vivir es tan, tan interesante... No hay tiempo para el tedio.
tedio.

1 Comments:

At 4:22 p. m., Anonymous Anònim said...

A mi también me gustó la entrevista, y me alegro que hayas contribuido a que vuelva a leerla.
Es como una ventana hacia la luz.
Cada uno debe encontrar su camino, un camino que nadie nos dijo que lleva hacia...... ¿Dios? si eres creyente; pero la mayoría no se define así, por lo que el camino lleva a la nada; y en la nada el frío es infinito. En el propio camino está la razón para la lucha contra uno mismo, no contra los demás. Dar es tener más.

 

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